¿Por qué está todo tan desordenado si «las cosas están yendo bien»?

La gestión de recursos humanos es uno de los aspectos claves para asegurar el desarrollo de una empresa, sin embargo, en general, las compañías pueden alcanzar un importante crecimiento sin haber trabajado en profundidad el diseño de su estructura y la organización del personal.

Esto tiene su explicación.

Cuando un negocio atraviesa un proceso de crecimiento, lo primero que se genera es, lógicamente, la sensación de que se está yendo por el camino correcto. Y no es para menos.

Sin embargo, este agradable efecto producto de que “las cosas están yendo bien”, trae muchas veces aparejado un desequilibrio y un desorden que superan la posibilidad de organización y gestión de quienes se encuentren al frente del negocio.

Existe un período largo de tiempo en donde todas estas falencias organizacionales se cubren con más presencia y tiempo de quienes conducen las operaciones, sean estos dueños o niveles intermedios.

Pero si la empresa quiere continuar con su desarrollo, es fundamental que gane mayor especialización horizontal y diferenciación vertical para lograr un funcionamiento armónico y eficiente que le posibilite mantener la competitividad en el mercado.

En este sentido, detallamos una serie de acciones claves que contribuyen a lograr este objetivo:

1. Realizar un análisis de la estructura actual. El diagnóstico es siempre el primer paso, ya que nos permite conocer el punto de partida, para definir con mayor precisión sobre qué y cómo trabajar.
En esta etapa, es fundamental relevar detalladamente las tareas que desempeña cada persona, a quienes responden, cuáles son los procedimientos, para transparentar la realidad cotidiana.

2. Definir cuál es el funcionamiento deseado de la organización y analizarlo comparativamente con el funcionamiento actual (identificado en el primer punto).
Esto permitirá determinar si lo que actualmente está sucediendo es lo más adecuado para el desarrollo de la compañía y qué cosas habría que modificar.

3. Diseñar un Organigrama adecuado a los objetivos de la empresa. La importancia de este trabajo radica en la posibilidad de comunicar con mayor claridad al conjunto de la organización cuál es el funcionamiento deseado de la empresa y a su vez, determinar jerarquías, dependencias y alcances de las diferentes posiciones.

4. Definir y describir los Perfiles de Puestos en base a los datos obtenidos y la estructura del Organigrama, de forma de tener en claro qué tareas corresponden a cada posición. El trabajo estará concentrado en definir con mayor claridad los alcances de cada función para facilitar la toma de decisiones y diseñar los procesos que permitan su aggiornamento.

5. Es central que junto con todo este proceso, el dueño y aquellas personas que se encuentren al frente del negocio, trabajen en el liderazgo de esta nueva organización, orientada hacia objetivos basados tanto en el qué como en el para qué hacer.

Por Lic. Lucía Steinhardt


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