El mercado laboral es muy variable y hay que ser cuidadosos cuando opinamos acerca de su conformación. En esta nota pretendo hacer una descripción de uno de los problemas que lo aquejan y comenzar a esbozar una solución.
Si nos referimos a la desocupación, aparece la existencia de importantes sectores de la población que se encuentran sin trabajo. Por otra parte, es muy significativa la cantidad de empresas que abandonan las búsquedas porque no encuentran personal para contratar o se ven en procesos de selección que duran más de seis meses.
Un dato adicional es que, más allá de que esta situación se dé marcadamente en puestos técnicos, ya no importa el nivel de complejidad ni el área del puesto a cubrir.
Si tratamos de analizar más profundamente esta situación no cabe duda de que hay un sin número de trabajos que esperan ser hechos y una enorme cantidad de personas, en su mayoría jóvenes, intentando ingresar al mercado laboral.
¿Cuál sería el punto de inicio para el tratamiento de esta situación?
Seguramente todos podemos coincidir en la escasez de recursos capacitados para satisfacer las necesidades que se plantean.
En este punto debemos detenernos.
En pocos años se han producido muchos cambios tecnológicos, culturales, sociales y le prestamos poca atención a las consecuencias que los mismos tienen en la formación de los trabajadores.
► El conocimiento siempre se construyó con la experiencia y se transmitía de maestro a aprendiz.
► El avance tecnológico hace que cada puesto sea más especializado y en consecuencia, hay menos trabajadores con cada especialización.
► La rotación laboral se incrementó sensiblemente. Pasamos de un promedio de 15 años de permanencia en un puesto de trabajo a 2 ó 3 años. Esto hace que siempre estemos buscando personal formado porque sabemos que en poco tiempo se va a ir.
► Los cambios tecnológicos nos obligan a aprender sobre la marcha y el conocimiento de los más antiguos se vuelve relativo al cambiar las metodologías y herramientas de trabajo.
Según estudios realizados, el conocimiento existente en el año 1 de la era cristiana tardó en duplicarse 17 siglos. Para el año 1900, o sea 2 siglos después, volvió a duplicarse. 50 años más tarde el conocimiento existente era nuevamente el doble que en 1900. Se estima que en la actualidad este proceso se da cada 2 ó 5 años.
Más allá que pueda haber alguna divergencia respecto a estos datos y que alguien pueda cuestionarse para qué sirve crear conocimiento a semejante velocidad, lo cierto es que un proceso que se ha tornado tan vertiginoso, hace imperioso preguntarnos qué hay que aprender y cómo hacemos para transmitirlo.
Este es en esencia el gran cambio al que se deben enfrentar las instituciones y entre estas las empresas.
Desde mi perspectiva, un comienzo de solución se podría encontrar orientando parte de los recursos económicos de la empresa a programas de capacitación continua. Esta propuesta está dirigida en especial a las PyMEs, que en general son reacias a “distraer fondos” en actividades de formación y capacitación.
Creo que ha llegado el momento de “desarrollar los recursos humanos en las empresas” y no contentarse con “comprarlos hechos”. Para esto es necesario el diseño de una clara política de personal y comenzar con la creación de una “escuela” propia, que permita de forma aggiornada volver a la vieja pero exitosa dupla “maestro-aprendiz”.
Por Cdor. Carlos Delfino